23 febrero 2006

Que cruz señor, que cruz!

Acabo de recordar una situación curiosa que me paso recientemente. Fui a Salamanca a visitar a mi hermana que está estudiando allí y aprovechamos para ir al MediaMark.

Una compañera de piso de mi hermana nos pidio que mirásemos pendrives (llaves o sticks de memoria flash de conector USB) de 1 Gb porque se quería comprar uno. Cuando estábamos mirándolos una chica quería comprar también uno y el dependiente estaba comentandole características.

Lo curioso del tema es que yo le había contado a mi hermana lo mismo que luego el chaval de la tienda le decía a la cliente.

La diferencia de los pendrives en precio era poca pero le aconsejaba que cogiera uno de Kingston por calidad y confianza de la marca. Curiosamente el que yo mismo tengo. Pero la chica seguia insistiendo con otros modelos. Total que después de pensarselo mucho cogió el más barato.

Mi hermana y yo pensamos lo mismo: ¿y para eso le marea la cabeza al dependiente?, encima que el chaval le había dado un buen consejo (porque era exactamente lo mismo que le aconseje a mi hermana para su amiga, y a mi no me iba ni venía el vender el más caro como podeis suponer) la chica había hecho lo que le había dado la real gana.

Está visto que en este país no importa nada, aquí hasta el más torpe construye barcos. Así nos va.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo más bien que es por qué fue un consejo gratis.

Los consejos gratis que damos a nuestros amigos sirven para que los amigos hagan todo lo contrario a lo que les hemos aconsejado.
Un axioma que no falla.

Anónimo dijo...

Cada uno es libre de construir barcos e hundirse, es su vida, y su elección, quizá aprendan y rectifiquen o sigan cayendo en la misma piedra, pero no debemos juzgar.

Otra cosa es que esos barcos afecten a los demás, y es asunto nuestro que esos barcos no sean construidos por torpes sino por verdaderos navieros.

Saludos.